Abril

Ojalá, abril, seas el mes de la libertad.

Pero, mientras se suceden los días, en este tiempo congelado de calles vacías, ayúdame a recordar:
La voz de quienes quiero, ese precioso sonido.
Cómo un aplauso sostenido, unas miradas cómplices y la cita puntual por una causa humana generan el emocionante sentimiento de comunidad.
La obra de arte colgada en la ventana de enfrente, ese arcoíris pintado por una mano infantil.
Descubrir las historias de vida reflejadas en un rostro anciano.
Oler las páginas de un libro, viejo o nuevo, volver a conceder tiempo a las palabras.
Que la belleza también estaba ahí, en el brote de pequeñas hojas verdes en un descuidado Ficus.

Ojalá, abril, seas el mes de la libertad. Pero si no lo eres, ayúdame a recordar.

Para todos ellos…

Me duele vuestra mirada,
me duele esa soledad,
la fuerza casi acabada,
me duele esta enfermedad.

Después de tanto pasado,
después de tanto vivido
yo no quiero que te quedes
en la soledad dormido.

Permite que te acompañe
quisiera agarrar tu mano
quisiera darte un abrazo
para que nada te dañe.

Si no fuera por vosotros
Nunca habríamos existido
Mi homenaje y el de otros
Y gracias, gracias, gracias
Gracias por haber vivido.

Poema dedicado a mi padre

Tras la muerte de mi padre, gran amante de la poesía, le quiero dedicar este poema:

La muerte no es nada, sólo he pasado a la habitación de al lado.
Yo soy yo, vosotros sois vosotros.
Lo que somos unos para los otros seguimos siéndolo.
Dadme el nombre que siempre me habéis dado. Hablad de mí como siempre lo habéis hecho.
No uséis un tono diferente. No toméis un aire solemne y triste.
Seguid riendo de lo que nos hacía reír juntos. Rezad, sonreíd, pensad en mí.
Que mi nombre sea pronunciado como siempre lo ha sido, sin énfasis de ninguna clase, sin señal de sombra.
La vida es lo que siempre ha sido. El hilo no se ha cortado.
¿Por qué estaría yo fuera de vuestra mente? ¿Simplemente porque estoy fuera de vuestra vista?
Os espero; No estoy lejos, sólo al otro lado del camino.
¿Veis? Todo está bien.

Gaboneko mahaia jartzeko isiltasuna gogoan daukat

Leihotik begiratzen dut Gabonetako edozein egunetan. Egunero berdinak iruditzen zaizkit. Aurten ez dira izan familia topaketa handiak, bakoitza bere etxean dago. Oso arraroa izan da. Jaiak aitzaki ederra ziren aitonarekin, osaba-izebekin, lehengusu-lehengusinekin edo beste edozeinekin elkartzeko. Alaba bakarra naiz eta egun hauetan ama eta biok elkarrekin pasa ditugu.


Gaboneko mahaia jartzeko isiltasuna gogoan daukat. Zaila izan zen ezer gertatzen ez zelakoa egitea eta topa egiteko motibo bat bilatzea, baina hala egin genuen: “Egun hauetako argiak desosegua eta etsipena garaitu ditzala, guregatik eta elkarrekin jarraitzen dugulako beste urtebetez”.

Espero ez genuen tsunami bat izan da, eta min handia ematen du

Bizitza osoa lanean negozio txiki bat aurrera ateratzeko. Gogo eta ilusio anitz eta lan asko inbertitua. Bat-batean, gertatu zaigunarekin kontrolik izan gabe, pandemia geldiarazteko hartutako neurriek bat-batean suntsitu dute nire familiaren etorkizuna, eta itxi egin behar izan dugu. Espero ez genuen tsunami bat izan da, eta min handia ematen du. Ez dakigu nola aurre egin 2021 berriari, baina gauza argi daukagun bakarra da aurre egin behar zaiola, nola edo hala.

2020ak zauri eta galera asko utzi ditu. Ausartak izatea eta berriro hastea besterik ez dugu.

Gracias por tanta empatía y cariño

Máximo de personas en vivienda para estas navidades: 10 (2 unidades familiar y allegados). Soy chileno, estoy sólo en Pamplona, mi jefe es argentino, separado y sin hijos, mis otras 2 compañeras de trabajo son de Pamplona con familias grandes. Nos hicieron el regalo de quedarse con nosotros en Noche Buena. Preparamos una cena riquísima entre los 4 en el almacén de la tienda, con recetas de los 3 países y fue maravilloso. Gracias por tanta empatía y cariño. Es el otro lado de esta crisis sanitaria, el poder descubrir la solidaridad de las personas. Nunca lo olvidaré.

El miedo de mi familia pudo más

Espero la llamada de mi tía y de mis primas para celebrar el Nuevo Año, pero no llega. Pasé la Noche Buena con mi hijo, cenamos algo rico, un poco especial, pero sencillo, y nos quedamos charlando de ciencia (es lo que más le gusta y yo encantada) hasta casi las 11:45 de la noche. A esa hora me fui a acostar, como cada día. Después vino Navidad, Noche Vieja, Año Nuevo y Reyes, que pasaron como el resto de días del calendario. Me hubiera gustado disfrutar de la copa de champán a las 00:01 de Año Nuevo, como siempre, pero el miedo de mi familia pudo más.

¡Había que seguir trabajando!

Recuerdo con horror aquellos meses de confinamiento en los que salíamos a trabajar al Centro de Atención de la Mujer cuando no había nadie por la calle, para atender a las mujeres embarazadas y la ginecología preferente.

Los primeros días fueron de mucha incertidumbre y no teníamos de casi nada. Usábamos alcohol, lejía, la misma mascarilla varios días, cualquier cosa para desinfectar y protegernos. Recuerdo que encontramos unas 30 batas de equipos de aislamiento para emergencias y vinieron urgentemente del hospital a recogerlas. Allí las necesitaban más.

Parte de las consultas las hacíamos por teléfono desde nuestras casas, con nuestros ordenadores y recursos, pero siempre hemos seguido trabajando, alternándonos matronas y ginecólogos para evitar contagiarnos todo el equipo. Hemos visto a muchos compañeros y compañeras que han sufrido COVID.

Más delante me dieron la baja por ansiedad, pero no pude tardar mucho en reincorporarme. ¡Había que seguir trabajando!

Siempre he tenido un miedo atroz al contagio. Y sigo igual.

El tiempo parece que se ha detenido después de tanta tristeza

Tengo una historia dentro de mí que late para sanar algo,
anular pérdidas, borrar meses, o quizás años.
El tiempo parece que se ha detenido después de tanta tristeza,
y el silencio pesa como una tonelada de ausencias.
Espero que no vuelvas, deseo que desaparezcas…
Te llevaste el bien más preciado, al que te acostumbras,
y que cuando desaparece, ahoga tu presente.
Te ordeno que me devuelvas MI LIBERTAD.