Emociones para sanar

¿Qué preguntas tengo que hacerme para buscar respuestas? Me voy a permitir reflexionar, buceando en mi corazón, en un año 2020, profundamente surrealista, e intentar trasladar mis emociones a un papel. ¿Por qué? Para sanar, para compartir, para transformar una extraña realidad en algo más humano, más emocional, más cercano… casi terapéutico.

¿Cómo me siento?

Como un junco en el borde del río que está siendo empujado por el viento; que no sabe en qué dirección irá cuando sople de nuevo; que no conoce más allá de lo que ve y que se siente impotente ante las consecuencias de lo que le rodea.

¿Acepto la realidad?

Definitivamente no. Soy humana, no soy perfecta e infinitamente sensible. Me cuesta pasear por las calles y ver a todas las personas con “bozal”. Me apena no poder abrazarme, tocarme y disfrutar de tanta gente como antes. Es difícil aceptar la incertidumbre, no saber qué va a pasar el mes que viene con todo esto. Quiero recuperar mi vida.

¿Qué he aprendido de esta experiencia?

Que no tenemos el control de nuestras vidas. Que somos vulnerables. Que tenemos que ser más humildes. Que no necesitamos tantas cosas. Que lo que importa es VIVIR.

¿Qué futuro deseo?

Un mundo donde las personas den valor a lo humano por encima de todas las demás consideraciones; donde, a pesar de haber perdido a tantas personas, se reconstruya la sociedad desde pilares tan fundamentales como: la solidaridad, el reparto de la riqueza, la unidad de acción, la creatividad con nuevas formas de economía, las oportunidades para todos, etc.

Los recuerdos de una crisis como ésta, deben de sentar las bases de una profunda reflexión de toda la sociedad, y de ésta a imaginar nuevos caminos donde quepamos todos.

Veo una luz en mi corazón que se llama ESPERANZA.

Ester Ortiz