Lo aprendido por Asociación Goizargi Elkartea

Cuando creemos que estamos al límite, que ya no tenemos fuerzas para mirar adelante y dar un paso más, muchas veces la vida nos coloca y se empeña en demostrarnos que somos más fuertes de lo que pensamos. La pandemia ha sido una de esas veces. Estamos sobreviviendo a una crisis sanitaria que jamás hubiéramos pensado vivir y para la que nadie ni nada nos había preparado. No nos veíamos capaces de afrontarla, pero ahora somos conscientes de la capacidad que hemos tenido y seguimos teniendo, no lo olvidemos. El aprendizaje ha sido extraordinario.

Nos hemos sorprendido con la de horas que somos capaces de hablar por teléfono, de compartir momentos a través de una pantalla. Tomarnos un café o una cerveza con las mismas ganas, aunque no podamos “brindar”. Hemos aprendido que nuestros vecinos están ahí, son cercanos y podemos contar con ellos. Que tenemos una magnífica red social que ha demostrado una solidaridad asombrosa. También que no pierde la alegría ante las dificultades y una adaptación digna de reconocer. Hemos aprendido que la manta y el sofá también es un buen plan; que los niños y niñas son una esponja de conocimientos, pero también maestros de grandes lecciones.

Pero, sobre todo, hemos aprendido que podemos estar cerca sin tocarnos, el contacto sigue ahí. Que, aunque nos tapemos la boca, podemos comunicar con los ojos; que en la oscuridad somos capaces de encontrar luz. Y que hasta los momentos más difíciles sirven para algo. Hemos aprendido la importancia del yo y la importancia del nosotros. De la red, el soporte, el vínculo que tenemos: lo que supone tenerlo y no tenerlo,

Que importante ha sido darnos cuenta que sin día no hay noche, que sin luz no hay oscuridad, que sin miedo no hay alegría… Antes teníamos puesta la mirada en una parte de la vida y nos hemos dado cuenta de que las dos se complementan, que una sin la otra no existirían.

Juntas, juntos podemos.